lunes, 18 de agosto de 2014

Los niños leen por sí mismos

Los niños leen por sí mismos
Antes de que los niños lean de manera convencional pueden actuar como lectores, poniendo en juego sus saberes sobre el sistema de escritura y sobre las características de los textos. No se trata de descifrar, ni de reconocer y sonorizar letra por letra, sino de anticipar el significado, teniendo en cuenta los conocimientos sobre el género, el portador y el tema; por ejemplo: la noticia sobre el equipo de fútbol ganador de un campeonato en el diario o en una revista deportiva, un cuento en un libro, una historieta en una revista de historietas o en una sección de una revista para niños. Con esta información anticipan lo que puede estar escrito y lo confrontan con algunos índices que pueden observar en el texto (tiene la de mi nombre, o la de Federico; martes y miércoles tienen la misma, dice miércoles porque tiene la “mi”). El docente entrega los textos a los niños y los enfrenta con problemas donde son ellos quienes tienen que ubicar dónde dice algo que saben que está escrito o piensan que está escrito, tienen que determinar si dice o no dice algo, tienen que decidir cuál es entre varios enunciados posibles o hipotetizar qué dice en un fragmento con sentido (una palabra, una frase) que es previsible para ellos.
 https://www.youtube.com/watch?v=WOU4a_zyGus
Las siguientes son situaciones de lectura por sí mismo.
•Explorar los textos para obtener una idea global de su contenido: para clasificarlos en la biblioteca (si son cuentos, enciclopedias de animales, atlas, etc.); para descubrir si tienen o no la información necesaria para saber sobre un tema; si se trata de revistas, para saber si tienen secciones de historietas, etcétera.
•Explorar determinados materiales –un libro, una página de un libro, un sector de una página cuyo contenido se conoce globalmente, para encontrar respuesta a un interrogante específico.
Por ejemplo, explorar la tapa del libro para encontrar el nombre del autor; o la contratapa para corroborar si es de una misma colección, explorar las páginas de una enciclopedia para saber si se encontrará allí información sobre los cocodrilos; explorar la receta de una torta para saber si entre los ingredientes dice “azúcar”. Cuando los alumnos leen por sí mismos para localizar una información específica tienen oportunidades para aprender que es posible saltear partes del material que no tiene la información buscada y conocer la existencia de índices alfabéticos o temáticos que facilitan la búsqueda de información.
•Releer textos breves que ya se saben de memoria (como coplas, adivinanzas, canciones, etc.) o textos que se conocen mucho como cuentos que el docente ha leído varias veces o páginas de enciclopedias cuya organización ya se tiene presente por lecturas anteriores, por ejemplo enciclopedias de animales con subtítulos; etcétera. A lo largo de la escolaridad, los niños pondrán en correspondencia la extensión y las partes de las escrituras con los enunciados que ya saben que están escritos y ajustarán la lectura progresivamente para que no sobre ni falte nada. De ese modo, a medida que los niños se apropian de las prácticas sociales de lectura, es posible que también avancen en sus conocimientos sobre el sistema de escritura. Empiezan a considerar indicios provistos por los textos, aprenden a poner en correspondencia lo que saben que está escrito con las partes escritas, a comparar escrituras para encontrar segmentos comunes, a tomar en cuenta indicios cualitativos (letras que conocen) y cuantitativos (extensión de la escritura) para verificar o modificar su anticipación.

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