Los niños leen por sí mismos
Antes de que los niños lean de manera convencional
pueden actuar como lectores, poniendo en juego sus saberes sobre el
sistema de escritura y sobre las características de los textos. No
se trata de descifrar, ni de reconocer y sonorizar letra por letra,
sino de anticipar el significado, teniendo en cuenta los
conocimientos sobre el género, el portador y el tema; por ejemplo:
la noticia sobre el equipo de fútbol ganador de un campeonato en el
diario o en una revista deportiva, un cuento en un libro, una
historieta en una revista de historietas o en una sección de una
revista para niños. Con esta información anticipan lo que puede
estar escrito y lo confrontan con algunos índices que pueden
observar en el texto (tiene la de mi nombre, o la de Federico; martes
y miércoles tienen la misma, dice miércoles porque tiene la “mi”).
El docente entrega los textos a los niños y los enfrenta con
problemas donde son ellos quienes tienen que ubicar dónde dice algo
que saben que está escrito o piensan que está escrito, tienen que
determinar si dice o no dice algo, tienen que decidir cuál es entre
varios enunciados posibles o hipotetizar qué dice en un fragmento
con sentido (una palabra, una frase) que es previsible para ellos.
https://www.youtube.com/watch?v=WOU4a_zyGus
https://www.youtube.com/watch?v=WOU4a_zyGus
Las siguientes son situaciones de lectura por sí mismo.
•Explorar los textos para obtener una idea global de su
contenido: para clasificarlos en la biblioteca (si son cuentos,
enciclopedias de animales, atlas, etc.); para descubrir si tienen o
no la información necesaria para saber sobre un tema; si se trata de
revistas, para saber si tienen secciones de historietas, etcétera.
•Explorar determinados materiales –un libro, una página de un
libro, un sector de una página cuyo contenido se conoce globalmente,
para encontrar respuesta a un interrogante específico.
Por ejemplo, explorar la tapa del libro para encontrar el nombre
del autor; o la contratapa para corroborar si es de una misma
colección, explorar las páginas de una enciclopedia para saber si
se encontrará allí información sobre los cocodrilos; explorar la
receta de una torta para saber si entre los ingredientes dice
“azúcar”. Cuando los alumnos leen por sí mismos para localizar
una información específica tienen oportunidades para aprender que
es posible saltear partes del material que no tiene la información
buscada y conocer la existencia de índices alfabéticos o temáticos
que facilitan la búsqueda de información.
•Releer textos breves que ya se saben de memoria
(como coplas, adivinanzas, canciones, etc.) o textos que se conocen
mucho como cuentos que el docente ha leído varias veces o páginas
de enciclopedias cuya organización ya se tiene presente por lecturas
anteriores, por ejemplo enciclopedias de animales con subtítulos;
etcétera. A lo largo de la escolaridad, los niños pondrán en
correspondencia la extensión y las partes de las escrituras con los
enunciados que ya saben que están escritos y ajustarán la lectura
progresivamente para que no sobre ni falte nada. De ese modo, a
medida que los niños se apropian de las prácticas sociales de
lectura, es posible que también avancen en sus conocimientos sobre
el sistema de escritura. Empiezan a considerar indicios provistos por
los textos, aprenden a poner en correspondencia lo que saben que está
escrito con las partes escritas, a comparar escrituras para encontrar
segmentos comunes, a tomar en cuenta indicios cualitativos (letras
que conocen) y cuantitativos (extensión de la escritura) para
verificar o modificar su anticipación.
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